Hoy voy a hablar de una de las cosas que más me ha apasionado en los últimos años. Como el título indica, se trata del anillamiento científico de aves.
Para quien no conozca de qué va esto, y para los que me conocen y no entienden qué narices hago levantándome a las 5 de la mañana los fines de semana en lugar de quedarme de juerga hasta el amanecer, pues os hago una breve introducción.
Básicamente el anillamiento consiste en colocar una anilla metálica en la pata de las aves tras su captura, donde va impreso un remite que identifica la estación anilladora donde van centralizados los datos, tamaño de anilla y número identificativos para individualizar cada ave. Así pues, se recogen una serie de datos sobre el ave, como son la especie, el sexo, la edad, lugar y fecha de captura en primer lugar y otros relacionados con la biometría, la muda, o el estado reproductor.
¿Y todo esto para qué? Pues el anillamiento científico no termina ahí, sino que debe empezar en esa acumulación de datos, y que posteriormente pueden usarse para el estudio de diferentes aspectos de la biología de las aves, como es el estudio de la migración, delimitación de áreas de cría, fidelidad a zonas de reproducción, fenología, muda, reproducción, u otros estudios específicos como acumulación de tóxicos, presencia de parásitos, etc.…..y otros muchos tipos de estudios, sin hablar del anillamiento como herramienta de educación ambiental.
A continuación, una foto del anillamiento de pollos de cigüeñas en Soto del Real, donde además de los datos habituales, se tomaron muestras de sangre para sexarlos, y en la grándula uropigial para estudio de tóxicos
La mayoría de las jornadas de anillamiento para una anilladora en formación, como es mi caso, suelen transcurrir en una estación de anillamiento, donde anilladores expertos de forma desinteresada, te enseñan lo mejor que pueden las nociones básicas para formarte como futura anilladora. En mi caso, esta estación de anillamiento es Las Minas, en San Martín de la Vega, a la que siempre tendré un cariño especial, aunque en verano haga un calor mortal y solo caigan carriceros, o en invierno escribanos palustres y moscones....pero siempre será la estación en la que me formé como anilladora....llegue o no a serlo algún día :-). A continuación, alguna fotillo de aves capturadas en Las Minas (San Martín de la Vega), un bigotudo (Panurus biarmicus) y un chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis)
Otras estaciones a las que voy a anillar una parte importante del año, son estaciones PASER, esto es, el Plan de Anillamiento para el Seguimiento de Especies Reproductoras, encaminado a conocer las tendencias poblacionales de nuestras aves reproductoras. Algunas de ellas son
Participar en otras actividades de anillamiento, no solo en estaciones de anillamiento, también te da mucha experiencia, con otro tipo de aves o sistemas de captura. En mi caso, ejemplos en los que he participado son en el anillamieto de limícolas con redes especiales con mayor luz de malla, anillamiento con reclamo para anillamientos específicos como de Paíño europeo (Hydrobates pelagicus), anillamiento de milanos mediante red de tiro, anillamiento en colonias de ardeidas, captura de cernícalos primillas mediante cebo vivo y mediante buho real entre otros.
Anillamiento de carroñeras, principalmente milanos, con red de tiro, en Binaced (Huesca). En la foto, Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)
Anillamiento de charrances comunes (Sterna hirundo) en Cantabria.
Pero la formación de un anillador, a mi modo de ver, no debería acabar en un único grupo de anillamiento. Por lo que veo de mucho valor acudir a campañas de anillamiento, o anillar con otros grupos de anilladores, donde la diferente experiencia y modos de hacer las cosas, te dan un valor extra para tu propia formación, valorar las diferentes formas de hacer o de trabajar, y por supuesto, conocer gente encantadora dispuesta a enseñarte todo lo que saben de forma desinteresada.
Anillamiento en Isla Grosa (Murcia). Campaña de anillamiento prenupcial 2010
Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) anilladada en mi voluntariado en Isla Grosa (Murcia)
Podría tirarme horas escribiendo sobre los buenos momentos que he vivido anillando, aunque también hay un lado negativo, como los madrugones, el montaje de redes en invierno a 10 bajo cero con las manos insensibles, o desgraciadamente, las lamentables bajas que a veces se dan en el anillamiento.
Dejando a un lado los aspectos negativos, el anillamiento hay que verlo como un medio para conocer mejor nuestras aves y poder contribuir en su conservación. Y por supuesto, animo a todo el que no lo haya hecho ya, a que asista a alguna jornada de anillamiento, porque simpatizantes o no del anillamiento, yo creo que es una experiencia que merece la pena.
Vaya reportaje!
ResponderEliminarMuy bonuco el blog. He intentado hacerme seguidor pero no he podido, imagino que sea por un problema pasajero. Saludos
ResponderEliminar